La fuerza de la actitud
Es de suponer que la humilde opinión de una diputada sobre el que era hasta hace unos días el presidente de su partido poco tiene que aportar a tanto y tan elevado punto de vista realizado por analistas políticos de amplia experiencia e influencia.
También sería lógico concluir que estando, como estamos, en un proceso de elección de quién va a sucederle y una vez pasados los días en que fue noticia su decisión de abandonar la política, más sentido tendría hablar de futuro que del pasado.
No obstante, siento que debo dejar en este mi sencillo diario online mi admiración y respeto a su figura como político, como presidente del partido popular, como Presidente del Gobierno de España… Pero sobre todo, por su actitud ante la adversidad.
¿Que cuenta con aciertos y con errores? Seguro. ¿Que todos cuando vemos el resultado de algunas decisiones nos convertimos en doctores en la materia? También.
No hay nada más fácil en política y en casi todos los ámbitos de la vida que apuntarse a los aciertos y dar lecciones sobre los errores. A muy pequeña escala lo viví durante mis 12 años de alcaldesa. Está en la condición humana dicen algunos.
Precisamente es el factor humano el que tantas veces, a mi juicio por error, no se tiene en cuenta cuando se hace análisis de las decisiones de un político. Ya sea de sus aciertos como de sus errores. Por eso entiendo que, tanto como para unas cosas como para las otras, es bastante soberbio quien cree que si fuese él quien tuviese tan altas responsabilidades como las que tenía Mariano Rajoy solo tendría aciertos y si tuviese fallos serían muy pequeñitos.
Caso aparte serían esos dos prodigios de la naturaleza llamados Albert Rivera o Miguel Ángel Revilla quienes proclaman estar elegidos por los Dioses para ser ejemplo de perfección, fuentes de sabiduría con soluciones rápidas, eficaces y aplaudidas para todo.
Como yo no pertenezco a esa élite de seres “perfectos” e “infalibles” proclamo, como he dicho antes, mi admiración por Mariano Rajoy fundamentalmente por la capacidad de tomar decisiones en los momentos más complicados sin perder el aplomo, la elegancia y la resiliencia. Decisiones pensando en el interés general y no en la demoscopia coyuntural. Actuando por principios y no buscando los fáciles bálsamos mediáticos.
Admiro la serenidad en tiempos de turbulencias económicas, políticas y de ataques personales desproporcionados. En ocasiones, de tanto “cosificar” y “caricaturizar” a alguien se cae en la peligrosa deriva de olvidar a la persona que hay detrás. Como ha demostrado con su incorporación a su plaza como registrador de la propiedad, es obvio que no se trataba de un dirigente político aferrado al poder o al coche oficial.
Los afiliados y afiliadas del Partido Popular estoy convencida que acertaremos en el próximo congreso extraordinario quién ha de ser la persona y los equipos que guiarán a nuestro gran partido como herramienta eficaz para mejorar la vida de los españoles.
Eso sí, seguro que estarán de acuerdo conmigo en que tendrán qu aprender mucho del ejemplo de firmeza de Mariano Rajoy frente a quienes quieren destruir los valores y principios que representamos. Por mi parte, solo puedo darle las gracias por estos años de servicio para mejorar nuestro país y por su ejemplo. La fuerza de la actitud.